7 sesgos cognitivos que te harán perder dinero al invertir

Estos sesgos cognitivos nos llevan a ser más eficientes, incluso nos pueden llegar a salvar la vida, pero en determinadas situaciones nos pueden llevar a la ruina.

En este artículo te voy a enseñar cómo reconocer un sesgo cognitivo cuando se da, qué tipos de sesgos existen y cómo nos afectan a la hora de invertir.

¿Qué son los sesgos cognitivos?

Los sesgos cognitivos son heurísticos mentales, o atajos mentales, que evolutivamente han sido útiles porque nos han permitido tomar decisiones de forma ágil en situaciones de incertidumbre en las que debíamos tomar una decisión rápida.

Su objetivo es simplificar toda aquella información que recibimos a través de nuestros sentidos. De esta forma evitamos que el cerebro se sature procesando una cantidad ingente de estímulos, lo que le lleva a ahorrar energía a la vez que nos permite poder tomar decisiones de forma eficiente.

El sesgo cognitivo como un programa informático

Imagínate que nuestro cerebro fuera un lenguaje de programación. El cerebro actuaría de la siguiente forma:

Si escuchamos el rugido de un león.
Entonces salir corriendo.

Así de simple. El programa ignoraría todos los demás estímulos que no sean el rugido de un león, o por lo menos no les daría importancia, pero prepararía al cuerpo de forma instantánea para huir en el caso de escuchar el rugido de un león. Pues el cerebro actúa así, y te lo voy a explicar más detalladamente.

Ejemplo real de un sesgo cognitivo que te podría salvar la vida

Imagínate que estás paseando por las calles de una ciudad en hora punta. Si tuvieras que procesar toda la información que te rodea, te volverías loco.

Hay cientos de luces en los escaparates de las tiendas, anuncios de publicidad por todos lados, murmullo de la gente, pájaros piando en la copa de los árboles, ruidos ensordecedores, y muchos ‘inputs’ más.

De repente el sonido de un claxon que sobresale por encima de cualquier otro estímulo y te pone en alerta, deteniéndote en seco y evitando un más que probable atropello.

¿Qué ha ocurrido aquí? ¿Por qué el cerebro ha reaccionado de forma instintiva a ese estímulo (la bocina del coche) en lugar de hacerlo a los otros miles de estímulos que había?

Lo que ha ocurrido es que el cerebro ha utilizado un atajo mental, filtrando toda aquella información banal para nuestra supervivencia. Sin embargo, el sonido de un claxon ha sido suficiente para tomar consciencia de que estabas cruzando con el semáforo en rojo, haciéndote retroceder como si de un acto reflejo se tratara, sin pensar. Es el sesgo de atención hacia lo negativo, y en este caso nos ha salvado la vida. Hay multitud de sesgos diferentes, más adelante veremos más ejemplos.

De momento quédate con que los sesgos mentales nos ahorran procesar información clave, y esto ha propiciado la supervivencia y reproducción de nuestra especie hasta hoy.

¿Son siempre buenos estos sesgos cognitivos?

Pero no es oro todo lo que reluce. Si queremos un modo ECO en nuestro cerebro que tome decisiones de forma automática y eficiente debemos suponer que existe una parte negativa. Y más en una sociedad tan diferente a la que vivieron nuestros ancestros cuando se desarrollaron y evolucionaron estos atajos mentales.

Imagínate que conduces un coche moderno, y decides activar el modo ECO para que consuma menos. Es cierto que el coche automatizará ciertas tareas para que el consumo sea más eficiente, pero también reducirá la potencia del aire acondicionado, incluso la potencia del motor.

Pues con nuestro cerebro pasa algo parecido.

Estos sesgos pueden influir en la percepción, la toma de decisiones y la memoria de una persona, llevándola a cometer errores o a interpretar la información de manera parcial o inexacta.

Los sesgos cognitivos han sido considerados útiles en nuestra evolución porque, en determinadas situaciones han podido proporcionarnos ventajas adaptativas que mejoraron nuestra supervivencia y la reproducción. En una época pasada en la que convivíamos con multitud de amenazas, primaba la necesidad de tomar decisiones rápidas y eficientes.

¿Cómo se crearon los sesgos cognitivos?

Vamos a utilizar de nuevo el sesgo de atención hacia lo negativo para poner un ejemplo de cómo pudo ayudar a la evolución de nuestra especie.

Un grupo de hombres de una tribu prehistórica camina por el bosque en busca de un lugar en el que descansar, y de repente escuchan un chasquido entre la maleza, lo que les lleva automáticamente a adoptar una posición de acción para defenderse de un posible depredador, aumentando sus probabilidades de sobrevivir en comparación con aquellos que no prestan atención a esos sonidos.

Los que no prestan atención a esos sonidos acaban muriendo sin dejar descendencia. Esta forma de actuar se va automatizando y pasando a las siguientes generaciones, perpetuándose a lo largo del tiempo hasta nuestros días.

El problema de los sesgos cognitivos en la actualidad

Por contra, en la sociedad actual, el sesgo de atención hacia lo negativo nos podría llevar a desarrollar problemas de ansiedad, estrés y preocupación constante por amenazas imaginarias que no existen: me duele la cabeza y eso es porque tengo una lesión cerebral, me duele el pecho y eso es un infarto, recibo una notificación por Correos y doy por hecho que es una carta de Hacienda…

Pero además de poder llevarnos a padecer diversos trastornos, es probable que estos heurísticos mentales nos lleven a tomar decisiones erróneas.

En la vida actual nos enfrentamos a escenarios más complejos que requieren una atención más reflexiva. Tomar una decisión laboral, una decisión de índole financiera, un médico que debe tomar una decisión en cuanto al diagnóstico de su paciente, los prejuicios sociales de algunas personas, etc.

Todas estas decisiones no se pueden tomar de forma automática o con el modo ECO activado, sino que necesitan atención y reflexión por nuestra parte.

¿Qué tipos de sesgos hay y cómo nos afectan al invertir en criptomonedas?

A continuación vamos a ver algunos ejemplos de estos sesgos cognitivos relacionados con el mundo de las inversiones que nos pueden llevar a perder dinero.

El objetivo principal de este artículo no es eliminar nuestros sesgos, algo que sería prácticamente imposible, sino reconocerlos y gestionarlos de manera efectiva para tomar decisiones más racionales y justas en los escenarios que se plantean en el mundo contemporáneo, lo que te ayudará a tomar mejores decisiones.

Sesgo de anclaje

Es la tendencia a darle demasiada importancia a un valor inicial (ancla) a la hora de tomar decisiones financieras. Esto sucede cuando compramos una criptomoneda en pleno bullrun a un precio demasiado alto y en unos meses el valor de la criptomoneda cae un 90%.

Este inversor puede aferrarse a la idea de que el precio “debería” recuperar su precio más alto en el que compró, y no atiende a razones. El sesgo de anclaje te hace anclarte a un precio previo como referencia y podría influir en tus decisiones de inversión, ignorando el verdadero potencial de esa inversión.

Sesgo de confirmación

Este sesgo implica buscar y dar más peso a la información que confirma nuestras creencias preexistentes en lugar de considerar objetivamente todas las perspectivas.

Por ejemplo, un inversor de Solana que se cree que SOL es una buena inversión y se pasa todo el día buscando noticias que confirmen sus creencias, ignorando aquellas noticias no tan buenas que sugieren lo contrario.

Sesgo de disponibilidad

El sesgo de disponibilidad se produce cuando las personas dan más peso a la información que es fácilmente accesible en lugar de realizar una evaluación más completa.

Por ejemplo el famoso DYOR, do your own research. La gente no investiga por su cuenta porque esto es mucho más laborioso y lleva mucho más tiempo que ver dos vídeos en YouTube de alguien que esté promocionando cualquier proyecto con el que perderás tu dinero.

Sesgo de exceso de confianza

Este sesgo se relaciona con la sobreestimación de las propias habilidades y conocimientos. Por ejemplo, un trader puede creer que tiene una ventaja única en el mercado y subestimar los riesgos asociados con sus inversiones.

Sesgo de aversión a la pérdida

La aversión a la pérdida nos lleva a no asumir pérdidas bajo ningún concepto. Cuando esto sucede, nos importa más evitar pérdidas que ganar.

Una persona que compra Bitcoin en 30.000 dólares con la idea de holdear durante años, pero en un mes ha caído a 27.000 y decide vender de forma impulsiva para cortar esas pérdidas, poco después el precio vuelve a subir. Esto nos lleva a tomar decisiones más cautelosas y evitar inversiones que a largo plazo podrían ser beneficiosas.

Sesgo de miedo a perder oportunidades (FOMO)

Un sesgo muy conocido en el mundo de las criptomonedas es el FOMO (fear of missing out). Es otro de estos sesgos cognitivos.

Este sesgo se produce cuando los inversores se sienten presionados a participar en inversiones o activos que están experimentando un rápido aumento de valor por temor a perder una oportunidad. Por ejemplo, el que no compró Bitcoin en 15,000 dólares creyendo que caería mucho más y ahora decide comprar en 35,000 pensando que se le escapa el tren.

El efecto dotación

Se refiere a la tendencia de las personas a valorar en exceso los activos que poseen en comparación con los activos que no tienen. Por ejemplo, un holder de Cardano puede subestimar la importancia de Hedera en cuanto a adopción empresarial.

Conclusiones sobre los sesgos cognitivos

Estos atajos mentales nos han ayudado a lo largo de nuestra existencia como especie, incluso a día de hoy nos pueden salvar la vida como ya hemos visto. No obstante, no podemos depender de ellos a la hora de tomar decisiones importantes que merecen reflexión por nuestra parte.

Cuando conozcas cómo y cuándo se producen, tal vez te resulte más fácil contrarrestar su efecto para tomar decisiones de forma más reflexiva.

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